Esta semana podría resultar especialmente intensa.
Ojalá. Lo peor que puede pasar en este país es que no pase nada. Es decir, que la piel se nos vuelva dura y la sensibilidad se pierda. Que se adormezca por completo la capacidad de asombro. Que empecemos a pensar que es posible, o quizá conveniente, transigir, mirar hacia los lados, dedicarnos a silbar creyendo que así espantamos el peligro. Que optemos por convivir con la tragedia, y, la pupila dilatada al máximo, nos acostumbremos a mirar en la oscuridad, a perder, o conceder, día a día, un nuevo palmo de libertad. Que pasemos a ser un país de resignados. O que, sea cual sea la razón, o la sinrazón, nos declaremos inconscientes de que nos deslizamos precipitadamente por los declives de un fatal tobogán.
¿Bomba en la Copa?
Este martes, 26 de junio, se abrirá el telón de la Copa América, evento que, según la imprudente advertencia del ministro del Interior, Pedro Carreño, pudiera ser objeto de tres tipos de sabotajes, incluyendo nada menos que la "acción terrorista con bomba o con francotirador". ¡Como para apresurarse a comprar un boleto en primera fila!
Afortunadamente el ruido de una alarma tan grave, como quiera que procede de un militar y alto funcionario ligado precisamente al ámbito policial, resultó amortiguado en seco a causa de la precaria credibilidad de quien, hace unos cinco años, en su papel de parlamentario, gritó ante el mundo la memorable ridiculez según la cual DirecTv espía a sus suscriptores mediante el uso de un decodificador bidireccional. Desde mucho antes, pero en especial a partir de ese preciso día y hora, disculpe señor ministro, cuesta mucho tomarlo a usted en serio.
Con la misma desfachatez se atrevió a asegurar que Vladimiro Montesinos, aquel siniestro personaje peruano caído en desgracia tras un escalofriante cúmulo de tropelías, ¡estaba muerto! Hasta acusó a las autoridades de Lima de encubrir el espinoso asunto y ofreció presentarles "los documentos" probatorios de su otra estrafalaria versión. Apenas unos días después se comprobaron las sospechas asomadas en la prensa, la de allá y la de acá. Mientras Carreño, con mañas de prestidigitador, se esforzaba en burdas engañifas que sólo buscaban desviar la atención, y torcer la investigación, Montesinos había permanecido oculto, a todo lujo, en varios lugares de Venezuela. No tuvo inconveniente, incluso, para que lo sometieran a los consentidores esmeros de una cirugía estética, en una clínica caraqueña. Los organismos de seguridad, ¿por orden de quién?, habían cuidado de proteger celosamente al "doc".
Carreño sin manual
Un día después de la apertura del costoso e improvisado pan y circo futbolístico, este miércoles 27 será la fecha consagrada, desde el año 1965, a la celebración de los periodistas. En Miraflores, además de los discursos negadores de los mortíferos tropiezos que sufre ahora la libertad de expresión, habrá premios y hasta una abundante provisión de condecoraciones para el gremio tildado varias veces de "inmoral" por el mismo ministro Carreño, falto ciertamente del célebre manual de urbanidad que su apellido lleva a recordar.
"¡Y hasta tienen el tupé (el atrevimiento, pues) de marchar!", se queja él.
Un mes sin RCTV
Y el jueves 28, para rematar, se cumple el primer mes del cierre de Radio Caracas Televisión. Cierre, claro, ¿qué otra cosa fue? ¿O propagaremos también esa pérfida necedad según la cual aquí no hay presos políticos sino políticos presos, o la barrabasada que, detrás de los guardaespaldas, sueltan quienes aseguran que en el país no se registran crímenes sino ajustes de cuentas?
Acomodarle a RCTV el burocrático e impropio título de "fin de la concesión" no deja de ser más que un sumiso, o adulante, recurso semántico que, por más que se le fuerce, jamás podrá ocultar, y menos aún justificar, el brutal arsenal de arbitrariedad e ilegalidades echado a rodar, desde el instante en que la voz que pretende ser la única, e inapelable, en oportunista olvido de su pasado reciente condenó al canal, vea usted, ¡por golpista!
Entre Garzón y Ortega
Como preámbulo de esta semana que promete agites y más de un trastorno público, la visita del juez Baltasar Garzón sometió a prueba el estrecho y pantanoso margen de tolerancia que suele evidenciar el oficialismo. Llamado "mercenario", "acróbata" y hasta "payaso", el célebre juez español no se inmiscuyó en nuestros asuntos más que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Garzón, sin citar a nadie en particular, esbozó principios tan inobjetables como que "una democracia sin valores tiende a convertirse en un totalitarismo", y, a renglón seguido, que "quien más poder tiene debe ser el más controlado". ¿Dónde está el exceso, el delito, en esta opinión? Esa misma idea está contenida en diversos tratados. ¿Por qué la rabia del TSJ, por qué poner el grito al cielo si alguien dice que los jueces no pueden ser "lacayos" o "serviles"? Si no lo son, señorías, ¡entonces demuéstrenlo! Oportunidades les sobrarán. ¿Qué esperan?
Y si lo de Garzón implica una valoración personal, o subjetiva, pues entérense de que no se trata, en lo más mínimo, de una impresión en solitario. A principio de este mismo mes, una declaración conjunta de los Colegios de Abogados de Venezuela, rechazó "la presión oficialista ejercida sobre el Poder Judicial". Aludían al discurso del Presidente el 24 de marzo de este año, en el Teatro Teresa Carreño, "cuando afirmó sin ambages ni comedimientos que constituía una traición al pueblo, una traición a la revolución, el dictar decisiones judiciales que neutralizaran actos del Gobierno, si estas se hacían de espaldas al líder de la revolución".
¿Qué explica el hecho de que el TSJ monte en cólera si alguien, desde afuera, les recuerda que un juez no puede ser servil, pero calla si el dueño del poder les advierte casi al mismo tiempo que dictar leyes que lo contraríen, o enojen, lo interpretaría como una traición? Traición, por cierto, que, ya se sabe, se paga con deshonra y destitución.
Por tanto, Garzón restregó conceptos válidos en cualquier democracia.
En cambio Ortega dijo que nuestra juventud, ahora en la calle, está obligada a identificarse con el proyecto del amo con chequera generosa. Los llamó "manipulados" y portadores de "un mensaje de odio".
¿Masoquistas?
Celebrar, en estas condiciones, el Día del Periodista, sería una patética muestra de masoquismo. Una torpeza.
La viciada atmósfera del país no está como para dedicarnos a festejos huecos, intrascendentes, y menos aún para repetir solícitos brindis con el verdugo.
Justo por estos días ha salido a relucir que la reforma constitucional analizada en cenáculos contempla la eliminación del secreto profesional como garantía en la labor de los periodistas.
El CNP del estado Táchira nos ha recordado que el artículo 5 de la ley que, por ahora, nos ampara, le adjudica al gremio el carácter de "custodio y defensor" del derecho inalienable del público a estar informado.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, SNTP, y la Asociación Civil Expresión Libre, al convocar a una marcha nacional, han contabilizado unas 800 agresiones a medios y periodistas durante los últimos ocho años. El cuadro se vuelve aún más sombrío si se le añade el constante cierre de las oficinas de prensa, la amenaza de acabar con el Colegio Nacional de Periodistas, las acciones judiciales incoadas contra más de 30 reporteros, la aparición de la figura de la autocensura, la oficialización del delito de opinión, y el hecho de que la prensa pase a ser una especie de objetivo político y judicial del gobierno. Y, encima, la pretensión, proclamada a los cuatro vientos, de instaurar una hegemonía comunicacional.
Una buena ocasión para refrescar un mandato del Código de Ética del Periodista Venezolano. Artículo 40: "El periodista tiene el deber de combatir sin tregua a todo régimen que adultere o viole los principios de la democracia, la libertad, la igualdad, la justicia".
¿Celebrar? ¡Otro día!
Cada vez más aislados
¿Cómo no entender, el proceso aislacionista que vive Venezuela? No es casual que el gobierno socialista de Zapatero en España, tan zángano hasta ahora, haya marcado prudente distancia. Chile nos ha sustituido en la CAN, al propio tiempo que el ingreso de nuestro país a Mercosur está en un crítico veremos. El sobresalto sobre las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio, en Alemania, con la presencia de Brasil en condición de potencia, motivó a las autoridades venezolanas a elaborar un apresurado comunicado, junto a, ¿saben quiénes?: Bolivia y Cuba. ¡Debe haber temblado la Unión Europea en pleno!
El panorama adquiere matices impensados, interesantes.
sábado, 30 de junio de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Bienvenidos
Les abro las puertas a mi blog.
Agradezco sus comentarios, aportes, críticas.
Por favor, evite el anonimato.
Archivo del Blog
Acerca de mí
- José Ángel Ocanto
- Periodista. Jefe de Redacción del diario El Impulso, de la ciudad de Barquisimeto, Venezuela
1 comentario:
Siempre te leo, pero estas medio parado.... ¿alguna razón? saludos
Publicar un comentario